jueves, 7 de octubre de 2010

LA FIESTA

Por la mañana…

Les dije que me dolía el pecho. Solo eso. ¿Por qué armaron tanto alboroto, si hace tanto tiempo que me pasa esto? Escuché la sirena de la ambulancia que llegaba. Un médico con cara preocupada, me revisó de pies a cabeza. Tendremos que darle un calmante (les dijo), es lo único que puedo hacer; ya es tarde. ¡Claro que es tarde! (pensé). Teníamos que prepararnos para ir al cumpleaños de mi nieta Clarita. Solo quería que me dieran el calmante, para tranquilizarlos y me dejaran levantar. Me lo dieron; no uno sino tres.

Por la noche…

Por fin llegamos al lugar de la fiesta. Había numerosos autos estacionados, porque Clarita tiene muchos amigos. Yo bien maquillada, pero el encaje me raspaba el cuello. El salón no era muy grande y adornado con demasiadas flores. Me ubicaron en un buen lugar, resplandeciente de velas, desde donde podía observarlo todo. Estaban todos los parientes y algunos vecinos que pasaban a saludarme. Clarita y mi hija, de a ratos, me hacían compañía. No las veía contentas. Me acariciaban y se les caía alguna lágrima. Debe ser que la fiesta no está resultando como esperaban (pensé; pero no lo dije). Había gente que caminaba de aquí para allá, y otros se apoltronaban en mullidos sillones. Don camareras ofrecían café, algún canapé y alguna copita. A mí no, porque sabían que esa mañana no la había pasado bien. No se escuchaba música. La verdad es que me estaba aburriendo y ya comenzaba a molestarme el olor que desprendían las flores. Ya pasadas algunas horas, algunas mujeres luchaban con sus chales. Se ve que sentían frío. Yo no. Los calmantes me hicieron efecto. Ya no sentía ningún dolor. Decidí dormirme.

miércoles, 29 de septiembre de 2010

SECRETO DE MUJER

Si soy así,
¿qué voy a hacer?
Tengo una esponja
donde el cuore hay que tener.
Tango. Letra: Antonio Botta

Pedro me hace reír hasta quedarme sin aliento. José me lleva a bailar hasta la madrugada. Manuel me deja embobada con sus reflexiones filosóficas. Lucas cocina platos especiales para mí. Roberto es mi confidente paciente. Brat Pit me mata con su carita versátil.
Me acuesto con Rubén y tengo los orgasmos soñados por cualquier mujer, porque no solo estoy con él. Aparecen de la nada... Pedro, José, Manuel, Lucas, Roberto y Brat Pit.

miércoles, 22 de septiembre de 2010

DESTINO

Corría. El hombre de piloto gris batido por el viento, corría o volaba como un ave. Nadie supo si huía de la vida o iba al encuentro con la vida. Cruzó el paso a nivel. El tren lo vio de frente. No frenó.

lunes, 13 de septiembre de 2010

SOMOS LOS MUCHACHOS DEL ...

Dicen los hinchas que al futbol se juega por pasión. Pedro era una excepción. Lo único que ambicionaba, al jugar para su equipo, era vencer (en lo posible por gole ada) Para su desgracia, en los últimos años, el campeonato lo ganaban siempre los "charrúas”. Poco a poco, la rabia fue creciendo dentro de él. Tanto creció,que le provocó una úlcera estomacal. Fue entonces que se le ocurrió la idea. Si se unían con otros clubes, poniendo cada uno lo mejor, seguro podrían hacer polvo a “Los charrúas”. Era una idea loca; pero Pedro ya estaba un poco loco.

Entre Gallos y medias noches logró hacer una reunión multitudinaria, con los pre sidentes, los contadores, los directores técnicos, los preparadores físicos y los jugadores invitados. La propuesta de Pedro fue aceptada. Lo primero, para darle una estructura al nuevo club, era contar con un presidente. La discusión fue dura (porque es sabido que la comisión directiva es la que maneja la plata) Fue elegido Fernandez (el único presidente que no tenía a su club al borde de la quiebra) Pasaron a debatir quién sería el director técnico. Todos se postularon. Cada uno dio las razones que creía tener a su favor: que era el más apto para evaluar,seleccionar , perfeccionar… Llegada la medianoche fue nombrado Pedro, en reconocimiento a su capacidad, demostrada, de liderazgo. Faltaba decidir quienes jugarían el próximo partido y que puestos ocuparían. La situación se puso tensa. No faltaron los insultos. A las piñas no llegaron, gracias a la intervención de Pedro. No dejaría que su proyecto se arruinara por esos estúpidos. Menos ahora que era el director técnico del nuevo equipo (se decía). Su rostro se crispaba cada vez más. No podía vomitar su bronca, porque un buen director técnico tiene que saber manejar y dirigir un grupo, afrontando con serenidad situaciones conflictivas. ¡Jugarán los que tienen mayor trayectoria! (dijo, con voz firme y presionando con una mano su estómago) Sorprendidos, todos asintieron con la cabeza. Faltaba un nombre que los representara. Alguien, propuso "COMPINCHES" y fue aplaudido. ¿Y los colores de la camiseta? (se atrevió a preguntar un chico que los observaba), dando comienzo a una nueva contienda. Tan larga fue, que los que no fumaban, fumaban; otros se hacían una siestita y más de uno se fue a ver si conseguía un choripán. Fue Fernandez el que, golpeando la mesa, aseguró que sería a rayas, con todos los colores de las antiguas camisetas de los, ahora, ex clubes. Uno de los jugadores pensó que sería un mamarracho (no lo dijo, por temor a que lo expulsaran) Cumplidos los trámites jurídicos, comenzaron las concentraciones.

A pesar de sus esfuerzos, Pedro no lograba que los jugadores formaran un equipo cohexionado (cada uno "pateaba para su lado")Tomó conciencia que no es lo mismo estar juntos que amontonados.

El partido decisivo del campeonato lo volvieron a ganar “Los charrúas”.Pedro no pudo asistir porque su úlcera sangraba.

martes, 31 de agosto de 2010

AVISO CLASIFICADO

RUBRO VENTA
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lunes, 23 de agosto de 2010

MANÍA

Esta manía de estar enamorada de vos sin conocerte
Esta manía de vagabundear en círculo buscándote y fracasar
Esta manía de enredarme en la telaraña
de manos de tres dedos
de brazos de árboles castrados
de bocas mudas
de carbones no encendidos
solo por descubrirte
Esta manía de estar enamorada de vos y no encontrarte
¿Existís? Sé que existís; existís
Cuando llegues te reconoceré y será siempre primavera
porque custodiaré el sol en mi bolsillo

jueves, 12 de agosto de 2010

BIEN MUERTITO




Estás muerto; bien muertito y enterrado. ¿Y entonces por qué? ¿Por qué ésta tortura a que me sometés todas las noches? Sabés que estuve dos años tratando de juntarte, articularte.., gastando frascos de engrudo. No lo logré y renuncié. Sabés. Sabés pero no te conformás. Apenas me acuesto y apago las luces, aparecés al lado de mi cama. No te veo, pero te siento allí y escucho tu respiración. Pasás tus manos como briza caliente, sobre mis ojos, mis labios, mi cabello y seguís por mi cuerpo hasta que ardo. Te vas un segundo antes que nazca el alba. Me preguntan la razón de mis ojeras y no puedo contestarles, que todas las noches me desposo con tu sombra. Tu sombra que no me alcanza para vivir. Estás muerto; bien muertito y enterrado. Necesito tu segunda muerte. Me encargaré.

miércoles, 4 de agosto de 2010

CASAS DESHABITADAS


Somos casas deshabitadas
pintadas por fuera para disimularlo
y así poder integrar la comparsa
escondidos detrás de las máscaras de la hipocresía.

En el carnaval de la vida fuimos aprendiendo
a reír si todos ríen
a llorar si todos lloran
porque de ésta humorada de vivir
ninguno quiere partir anónimamente

Marchamos al paso de un, dos, tres… un…
para no romper el ritmo de la comparsa
y quedar condenados a la soledad que nos aúlla
en nuestra casa deshabitada

viernes, 7 de mayo de 2010

INVISIBLE



Pintura: "invisible", acrílico sobre tela de mi admirada VANESA GIORDANO.


Le ha robado todo
menos la silla en la que está sentada

Sus hombros vencidos caen
empujando los brazos delgados
entre largas hilachas de pelo mustio
Sus manos se cruzan lánguidamente sobre la falda
sin nada que retener

No conserva ni el recuerdo de las risas
no emite gritos de protesta
y sus labios se van desdibujando

Sus pupilas dilatadas por la sal
observan las distancias recorridas

El ladrón fue el tiempo
y ella lo espera
sentada en su silla
para que termine su trabajo

miércoles, 14 de abril de 2010

EL ANILLO



Esa tarde Lucía tomó las llaves para ir al cumpleaños de su hermana. Antes de salir se encontró mirándose en el espejo. Se preguntó si la imagen que veía reflejada era ella: ojos sin brillo, piel reseca y dos arrugas profundas en el entrecejo. Con cuarenta años y éste aspecto, no es raro que esté sola (pensó), sola…sin un hombre.

Durante la reunión su hermana le presentó a Ernesto. Ernesto…un hombre quince años mayor que ella, que no sabía decir más que cuatro palabras juntas. Lucía sintió que no estaba en condiciones de ser pretenciosa y consintió salir con él al día siguiente. Lo hizo con el mismo desgano con el que poco después aceptó la propuesta de casamiento. Luego de un noviazgo corto se casaron. Dijeron el consabido: hasta que la muerte nos separe. Intercambiaron los anillos. No sabía por qué, pero Lucía se sintió una vaca vieja a la que estaban marcando a fuego. Se consoló pensando que ya no estaría sola. No se equivocó. Se instalaron en la casa de Ernesto. Lucía supo desde el primer día de casada tres cosas: que la madre de Ernesto había muerto hacía un año, que él podía decir más de cuatro palabras juntas (cuando hablaba de cuánto la extrañaba) y que ahora, en la casa vivían tres: Ernesto, la madre de Ernesto y ella.

Ernesto se marchó una semana por cuestiones de trabajo.Aprovechando la ausencia de su marido, Lucía se levantó tarde a prepararse el desayuno. Le dolía el dedo anular. Le costó encender la cocina. Cuando quiso tomar la manija del jarro con leche, el dolor se lo impidió. Miró su mano. El dedo estaba muy hinchado. Quiso sacarse el anillo y no pudo. Intentó ponerse jabón para deslizarlo hacia fuera y no pudo. El dedo se hinchaba cada vez más y se estaba poniendo negro. Del cajón de las herramientas tomo una pequeña cierra, para cortar el anillo. Lo único que consiguió fue lastimar el dedo. El anillo ya no se veía: se había escondido en la carne macilenta. El dedo se desgarró. Abrumada, solo atinó a tirarlo a la basura. Lívida alcanzó a sentarse en el sillón de la sala, donde colgaba el retrato de la madre de Ernesto. Cuando él volvió, su madre lucía un anillo de casamiento.

sábado, 3 de abril de 2010

SIETE DÍAS Y SIETE NOCHES


No me gustan los días:

Lunes, porque todos están apurados por salir de la casa, como si hubiera alerta de terremoto.
Martes, porque tengo dibujo con la señorita Carlota: a esa vieja gritona nunca le gustan mis dibujos. ¿Esperará que pinte como Picasso, el de los cuadros que vi en la tele? (me pregunto).
Miércoles, porque cuando hacemos gimnasia, mis compañeros me cargan porque me agito. ¿Y qué, si soy gordo? (me digo con rabia).
Jueves, porque mamá va a la sicóloga y, cuando vuelve, se va a dormir sin cocinar ni unas salchichas. Tampoco llama al delivery, como hace casi siempre. ¿Será que la sicóloga le cuenta historias tristes? (me pregunto).
Viernes, porque papá viene muy tarde y oigo a mamá gritarle: ¡sos un hijo de puta, y la mina con la que salís una perra! No la entiendo. A mí me prohibe decir palabrotas.
Sábados, porque mi amiga María se va a la quinta con sus padres y no tengo con quién jugar.
Domingos porque vienen los amigos de mis papás a comer asado. Las mujeres me besuquean, los hombres me palmean; después todos me ignoran. Es el día que más extraño a María.


Me gustan las noches:

De los lunes, porque nos vamos a acostar temprano, y tengo más tiempo para soñar despierto.
De los martes, porque sueño que al día siguiente tendré a la seño Silvia en la clase de dibujo: pintaré su retrato y me sonreirá con su boca y con sus ojos.
De los miércoles, porque sueño que mamá dejará de pedir comida al delivery, adelgazaré y seré el goleador en el partido de la clase de gimnasia.
De los jueves, porque sueño que a mamá la sicóloga le dará el alta y con la plata que le pagaba a ella se irá a la peluquería y papá llegará del trabajo y le dirá que está hecha una diosa.
De los viernes, porque sueño que papá y mamá vendrán temprano del trabajo y luego iremos a la pizzería de la esquina. Me dejarán comer “el permitido de la semana”, y hasta nos sacaremos una foto los tres, abrazados.
De los sábados, porque sueño que los papás de María se aburrirán de la quinta, la venderán y tendremos todo el día para jugar.
De los domingos, porque me acuerdo del sueño del sábado y vuelvo a soñar con María. Pero el sueño es distinto: no jugaremos, porque seremos grandes (aunque los grandes también juegan a las escondidas). Seremos novios y nos casaremos (si ella me promete que nunca tendremos hijos).

viernes, 2 de abril de 2010

UN SOBREVIVIENTE (?) ARGENTINO DE LA GUERRA DE MALVINAS


Marta decide tomarse dos días de descanso. Está frustrada por no haber conseguido el ascenso que esperaba. No hay justicia (se dice, aireada), no hay justicia. Por eso está allí, en el parque de Gualeguaychú. El río la mira. Las ramas de los sauces juegan a despeinarla. Está demasiado enojada para percibirlo. Un mosquito la pica. Molesta, sube a su auto y se dirige a la ciudad. Quiere doblar en una esquina pero no puede. Atravesado en la calle, un hombre relativamente joven, le cierra el paso: grita palabras ininteligibles y da puñetazos al aire. Este tipo está borracho, drogado o las dos cosas (piensa). Resuelta a no hacerse cargo de problemas ajenos, retrocede y sigue por la calle en que venía, rumbo al hotel.
Después de cenar, va al casino. Ganar me levantaría el ánimo (se dice). Estaciona el auto en el cordón de enfrente, paralelo al malecón. Un vigilante la observa con detenimiento. Su trabajo consiste en evitar que los clientes tengan problemas. Marta cruza la calle. Está por entrar al casino cuando escucha gritos. Se sorprende: al lado de su auto está el mismo hombre que vió al mediodía, dentro de un círculo que forma la luz de neón. El desconocido, por momentos insulta y amenaza a alguien que no está (o sí ) ; en otros se arrodilla, llora y bendice a gente que no está ( o sí ). El vigilante la tranquiliza. No se preocupe, es inofensivo (le dice y continúa), no le hace daño a nadie y tampoco a los autos, si es eso lo que la preocupa. Es Jesús, un ex soldado de Malvinas; la guerra lo dejó así.
En la casa de Jesús, María y José están preocupados porque su hijo no llega. Es que siempre viene a cenar y dormir temprano. Un plato de comida no le alcanza, siempre pide más, hasta llegar al hartazgo y recién entonces se va a acostar. Se coloca en posición fetal y se tapa hasta la cabeza. A veces lo escuchan llorar. Pasada la medianoche deciden ir a buscarlo al malecón, donde está siempre por las tardes, con la mirada perdida en el agua del rio. El casino y sus alrededores, por las noches, se convierten en el lugar más iluminado de la ciudad. Hoy Jesús ha perdido la noción del tiempo, pero de pronto se ha dado cuenta que ha caído la noche. Le aterra la oscuridad, por eso se ha quedado frente al casino. Los padres lo encuentran. Se niega a irse, como si no los reconociera. Marta observa la escena durante media hora. Por fin María y José lo convencen. Se pierden, abrazados, en las sombras de la noche. Jesús en el medio, con su cruz a cuestas. La Dolorosa llora.

martes, 30 de marzo de 2010

EL DIABLO



…desde hacía mucho tiempo el diablo habitaba en la iglesia de San Andrés. Escondido dentro de una sotana negra: daba misa, escuchaba la confesión de los feligreses y dirigía el colegio de la congregación. Soledad, apenas una adolecente, iba a misa todos los domingos cumpliendo las imposiciones de su madre que, luego de la reciente muerte de su esposo, se la pasaba rezando. A Soledad lo único que le gustaba escuchar, de la misa, eran los sermones (cuando el cura contaba historias de la vida llevada por los santos). Al joven cura se lo veía muy joven e inteligente y tenía una voz persuasiva: convenció a la madre de que ya era hora que su hija fuera a catecismo y tomara la primera comunión. Soledad obedeció (obedecer era el único legado que le había dejado su padre). En catecismo le enseñaron cuales eran los diez mandamientos y los pecados capitales. Llegó el gran día. Antes de comulgar, debía confesarse. Soledad obedeció (como siempre) y se hincó en el confesionario con su vestido níveo hecho para la ocasión. A través de una ventana pequeña, apenas entreabierta, escuchó al cura preguntarle: ¿qué pecados has cometido?. Ella, aunque se esforzó, no recordó ninguno. Entonces mintió: pedí prestado un lápiz a mi compañera de banco y no se devolví (respondió). ¿Has olvidado que el séptimo mandamiento ordena: “no robar” (dijo el cura, y continuó), ¿prometes no volver a hacerlo? Sí…(respondió ella con voz temblorosa). Estás perdonada. Reza un padrenuestro y tres ave maría y vete en paz (terminó el cura). Soledad se sintió por primera vez una pecadora: había mentido. Se angustió pensando que después de su primer pecado, tal vez cometería otros. No, ella no se lo permitiría. Comenzó a leer historias de personas que a fuerza de sacrificios habían llegado a ser santos. La que más la impresionó fue la de San Francisco de Asís. Lo consideró el más puro de corazón. Él nunca hubiera mentido (pensó) y se propuso seguir su ejemplo de vida. Cuando iba de visita no repetía la porción de comida que le ofrecían (aunque su estómago se lo pidiera), porque no quería cometer el segundo pecado capital: la gula. De noche, una vez que apagaban la luz, sacaba el colchón de su cama y se acostaba sobre los flejes. Al levantarse el cuerpo le dolía. Ofrecía ése sacrificio en compensación por la corona de espinas, los clavos y la herida que veía en el cuerpo de Jesús, en el crucifijo que colgaba en su casa. Se hizo miembro de la cofradía de la Virgen del Carmen. Le entregaron un escapulario y un cinto de cuero que debía llevar sobre sus ropas. No era suficiente para ella: se puso el cinto sobre la piel y lo ajustó hasta sentir dolor. No se lo sacaba ni para bañarse; solo alguna vez lo hacía, cuando el dolor de alguna herida se le hacía insoportable. A nadie se lo contaba (no cometería el séptimo pecado capital: la soberbia), pero al cura sí. El, sonreía con la boca y con los ojos. Me alegro, vas por el camino correcto (le decía).
Fue por entonces que ocurrió un hecho que conmocionó a la parroquia. Un auto chocó al salir de un hotel alojamiento. Dentro encontraron un hombre ileso y una mujer herida. El hombre era el cura de la Iglesia de San Andrés; la mujer la presidenta del club de madres del colegio. A la adúltera, lapidada por el vecindario, no se la volvió a ver. A Soledad se le tambalearon todas las creencias aprendidas: ¿no ordenaba el noveno mandamiento, no desear la mujer de tu prójimo? Sintió ira: el quinto pecado capital. Al diablo de sotana negra, lo trasladaron a otra parroquia. Dicen que se fue con la cabeza en alto y sonriendo, como solo él sabía hacerlo.
Ahora, Soledad es mi esposa y no tenemos secretos. Ya no va a la iglesia. Ha inventado sus propias plegarias. Se siente liberada. Ahora es su propia conciencia la que le dicta qué hacer. Pero… algunas noches sufre pesadillas, se despierta angustiada, transpirada y se acurruca entre mis brazos. Querido, promete que no lo dejarás volver (me implora). No puedo hacerle esa promesa.

lunes, 29 de marzo de 2010

ARGENTINA 1976





Yo nunca hubiera imaginado que una tristeza así, oscureciera los patios de las escuelas sin varones; la misma que habitaba en los patios de las escuelas sin mujeres. Helena sabía ya, que hoy Diego no la esperaría a la salida; Diego dudaba si alguna vez la vería otra vez. Yo, ya tenía la certeza de que junto con Sonia , nunca más podríamos ir a la Villa 31. Me inventaba ventanas racionales para poder seguir: entre nieblas que alternativamente se espesan y se disipan, la humanidad asciende sin reposo hacia remotas cumbres (me repetía, al paso de las horas).Todos sabían el por qué de la tristeza en la Escuela Normal. A veces, mi padre y mi madre discutían sobre la desaparición de Diego y se gritaban el uno al otro: ¡Por algo será! (decía mi padre ). ¡Vos sabés por qué! ¡Qué hijos de puta! (respondía mi madre, llorando). De ese “algo” nunca hablaban conmigo. A Helena le dolía hasta el aliento. Me pedía respuestas:¿Por qué Diego?¿Nos pasará a nosotros lo mismo? ¿Les pasará a otros?. La muerte se había apoderado de las calles. Los ventanales permanecían cerrados; solo algunos, a los que nada les importaba o estaban de festejo, estaban abiertos. Algo tenemos que hacer, y pronto (dijo helena, con impaciencia). La miré, buscando en mi interior una respuesta que la consolara. No quería que nos tocáramos nuestras heridas; sólo parar el sangrado. Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere…tiene su hora (le dije). Yo necesitaba a alguien, a Helena o cualquier otro, que creyera lo que le estaba diciendo. Solía apelar al oculta-miento cuando necesitaba sentirme seguro. Han pasado treinta y cuatro años. Rehice mi vida (¿lo hice?). Ayer me detuve en una vidriera de Corrientes y Callao. Desde dentro me llegaron acordes de un tango inconfundible: “loco, loco, loco... “. Leí un gastado y ya sucio papel, pegado en los vidrios por quién sabe quién: ¡APARICION CON VIDA DE JULIO LOPEZ!. Helena tenía razón, (les dije a los que pasaban indiferentes a mi lado).

viernes, 5 de marzo de 2010

BUSCADO

Teatro Nacional Cervantes (Argentina)

El teatro está colmado. Las luces apuntan hacia los brillos de las joyas de las mujeres. El telón todavía no ha sido levantado. Un hombre aparece caminando por el borde del escenario con miedo a caerse. La sorpresa de los espectadores hace que callen los murmullos.
El hombre carraspea y luego comienza a hablar: Estoy aquí mirándolos y ustedes a mí. Ya se habrán dado cuenta que no soy uno de los actores de la obra que han venido a ver. No se impacienten. Tuve que convencer al dueño del teatro para que accediera a darme unos minutos para pedirles un favor. Necesito saber si ÉL ( el que busco), está aquí. Mamá decía que ÉL iba todos los sábados al teatro (y... hoy es sábado); que ella también hubiera querido hacerlo, pero una lavandera no podía darse esos lujos; ÉL sí. Pensá que era el hijo del gobernador de la provincia (justificaba con ternura). Ayer quise ir a su tumba con la esperanza de encontrarlo. Será inútil (me dijeron), los muertos no yacen en sus tumbas. ¿Y entonces… donde está mi padre? (me pregunté). ÉL no me quiso conocer, pero no ceso de buscarlo. Les daré datos de su fisonomía que he recogido por ahí: siempre viste de traje y corbata, zapatos bien lustrados y peinado “a la gomina”. Tiene un gesto adusto, como de alguien enojado con la vida, pero sus ojos…sus ojos denotan una dulzura triste. Miren a los que tienen a su lado antes que se apaguen las luces y si lo reconocen, les ruego me lo digan: necesito obtener respuestas para poder comprender. Disculpen el tono de mi voz y mis lágrimas. Sé que muchos de ustedes están pensando: ¿a mí que me importa lo que éste tipo está diciendo? Están en un error, ¿qué es sino el teatro?: el reflejo de la vida… Perdón, tengo que dejarlos: llegaron a buscarme esos dos hombres de blanco, que son los que me cuidan. Si lo ven a ÉL, ya saben dónde encontrarme. Gracias.
El hombre hace una reverencia y se retira por donde llegó.

lunes, 8 de febrero de 2010

Como siempre, agradezco al Grupo poético Brétema de Vigo, la publicación de mi poema "Me declaro Siempreviva "

A ellos les envío un paisaje argentino: barranca del río Gualeguaychú, en la provincia de Entre Ríos. Foto: Jorge Tebes.

domingo, 7 de febrero de 2010

HAIKÚS

Río Gualeguaychú. Foto: Jorge tebes


veo estrellas

caídas en el río

siguen brillando

martes, 12 de enero de 2010

ME DECLARO SIEMPREVIVA


Un día cualquiera
no oirán mi respirar
ni escucharán latir mi corazón
Tocarán mi cuerpo tieso
decidirán que he muerto
y se despedirán de mí

Porque habrán cerrado mi boca
No podré decirles que no... que me declaro siempreviva
que dejar mi cascarón fue un hecho inevitable
como la sucesión de los días y las noches
o la llegada del invierno

Porque habrán cerrado mi boca
no podré decirles
que no vengan a mi tumba
a poner rosas

No estaré ahí

Seré
una calandria eufórica
volando no sé dónde... aquí o allá
una cascada que verdea los pastos que nutren la piel de la tierra…
Estaré con ustedes cuando me nombren
o alguna vez
de un costado de la Luna
verán caer mis besos titilantes



miércoles, 6 de enero de 2010

PINDRINGO

AMIGOS:
Un día, jugamos a inventar neologismos. Hoy les propongo un acertijo: ¿Qué significa pindringo en el texto que está en mi blog?. (neologísmos caseros-6 de agosto-2009)
Al que acierte, los Reyes Magos le mandarán un regalito.

sábado, 2 de enero de 2010

A LA CARTA...


Buenos Aires, 22 de setiembre de 2009
ANDRES

Te avisé, varias veces te avisé, que no podía prometerte que lo nuestro duraría toda la vida. Vos insististe, insististe e insististe. Dijiste que vos sí: que en cuanto me viste pensaste que nunca habías visto una mujer tan linda como yo, que era la primera vez que le eras infiel a tu esposa… Yo sé que, desde el primer momento, me prestaste más atención que a las otras compañeras de trabajo. Así comenzó nuestra relación: conversando en los momentos libres. Al principio te consideré solo un amigo. Estaba pasando un mal momento: uno de los tantos con mi novio (que era un desgraciado). Te lo confesé y te diste cuenta que era presa fácil. Me consolaba tener una oreja que me escuchara, no como la de mi novio (que seguía siendo un desgraciado). Poco a poco, seguimos el libreto de un culebrón: salida furtiva, almuerzo y al hotel. Los fines de semana no: vos tenías que dedicarlo a tu familia y yo a mi novio (que la mayor de las veces no aparecía, el desgraciado). Ayer, en el café, me dijiste que estabas pensando en separarte de tu esposa; que podíamos alquilar un departamentito y probar la convivencia durante los días de semana; que podías zafar de tu esposa algunas noches, aduciendo que tenías alguna guardia imprevista. Fue en ése momento que me di cuenta que sí, que era posible que me amaras toda la vida. Me asusté. Lo del departamento no podría ocultárselo a mi novio (un desgraciado pero, al fin y al cabo, el hombre con el que todos daban por sentado que me casaría).Me fue muy difícil decirte que daba lo nuestro por terminado. Quisiste hablar y no te dejé. No quise escuchar tus consabidos ruegos. Me levanté y me fui.
Perdón
ROCIO