Los dos están tendidos en los sillones de la sala. La luz tenue de una lámpara apenas los perfila.-Patea- dice ella sin dejar de acariciar su vientre prominente- Me acaba de llamar tu sicóloga. Me dijo que sufriste… un ataque de pánico.-Iba en el tren, hacia la oficina, pero sentí tanto miedo de llegar que los músculos de mi cara comenzaron a contraerse de manera involuntaria… Decidí volver a casa a pié. No podía, en ese estado, afrontar las responsabilidades del trabajo. Pasé por el consultorio de mi sicóloga. Conversar con ella me contuvo- explica él.- Debe ser estrés por el trabajo. ¿Por qué no tomás unos días de vacaciones? Podemos pedirle el departamento de Mar del Plata a tu hermano. Ahí podemos descansar los tres- susurra ella, apoyando sus pies hinchados en uno de los brazos del sillón.-¿Qué? ¿cómo nos vamos a ir si vos tenés que trabajar?- contesta él alterado.- Acabo de renunciar. Te lo pensaba decir ésta noche en cuánto llegaras. No lo hice porque para mí es más importante que me dijeras que te ocurrió-contesta ella con voz serena mientras alarga su brazo hacia él con la intención de tocarlo.- ¿Justo ahora?- pestañea él.- Es que esperamos tanto éste bebe- contesta ella, mientras lucha por acomodar un almohadón bajo su cintura-, que decidí que por lo menos durante los dos o tres primeros años debemos darle los mejores cuidados.- Esa es tu decisión. A mí me ayudó mucho la terapia. Ahora lo tengo todo claro. Creo poder ser un buen esposo; nunca un buen padre- dice él con tono firme.Durante un rato largo se mantienen en silencio. La oscuridad se va adueñando de la sala; él la profundiza - Quiero el divorcio.
martes, 12 de mayo de 2009
NO CIERRES LOS OJOS EN LA OSCURIDAD
Los dos están tendidos en los sillones de la sala. La luz tenue de una lámpara apenas los perfila.-Patea- dice ella sin dejar de acariciar su vientre prominente- Me acaba de llamar tu sicóloga. Me dijo que sufriste… un ataque de pánico.-Iba en el tren, hacia la oficina, pero sentí tanto miedo de llegar que los músculos de mi cara comenzaron a contraerse de manera involuntaria… Decidí volver a casa a pié. No podía, en ese estado, afrontar las responsabilidades del trabajo. Pasé por el consultorio de mi sicóloga. Conversar con ella me contuvo- explica él.- Debe ser estrés por el trabajo. ¿Por qué no tomás unos días de vacaciones? Podemos pedirle el departamento de Mar del Plata a tu hermano. Ahí podemos descansar los tres- susurra ella, apoyando sus pies hinchados en uno de los brazos del sillón.-¿Qué? ¿cómo nos vamos a ir si vos tenés que trabajar?- contesta él alterado.- Acabo de renunciar. Te lo pensaba decir ésta noche en cuánto llegaras. No lo hice porque para mí es más importante que me dijeras que te ocurrió-contesta ella con voz serena mientras alarga su brazo hacia él con la intención de tocarlo.- ¿Justo ahora?- pestañea él.- Es que esperamos tanto éste bebe- contesta ella, mientras lucha por acomodar un almohadón bajo su cintura-, que decidí que por lo menos durante los dos o tres primeros años debemos darle los mejores cuidados.- Esa es tu decisión. A mí me ayudó mucho la terapia. Ahora lo tengo todo claro. Creo poder ser un buen esposo; nunca un buen padre- dice él con tono firme.Durante un rato largo se mantienen en silencio. La oscuridad se va adueñando de la sala; él la profundiza - Quiero el divorcio.
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