La gente está encerrada en sus silencios
Nadie mira las luciérnagas del cielo
Apresuran el mañana con el despertador
Cenan algún que otro desecho del almuerzo
El café queda olvidado en la alacena
Las risas de los niños se apagan
Aparecen de la nada los piyamas
La calle se siente sola
no se escuchan las baldosas
solo algún coche retrasado
Hay tristeza de vacaciones terminadas
se teme y se desea que el día finalice
para poder meterse en la cama
sin sueño
Me gusta y me encanta que estés abriendo el abanico de temas.
ResponderEliminarIrene me parece un hermoso poema y un perfecto pero a la vez triste relato de la voragine de nuestros de las ciudades que nunca paran .
ResponderEliminarBesotes
Los domingos a la tarde cambian con esta poesía.
ResponderEliminarMuy lindo.
¡GRACIAS POR LOS COMENTARIOS!
ResponderEliminarSE ACEPTAN CRÏTICAS CONSTRUCTIVAS
Este poema me pareció excelente!
ResponderEliminarMuy muy bueno, me impresionó!
Mucha expresividad!
Saludos!