viernes, 2 de abril de 2010

UN SOBREVIVIENTE (?) ARGENTINO DE LA GUERRA DE MALVINAS


Marta decide tomarse dos días de descanso. Está frustrada por no haber conseguido el ascenso que esperaba. No hay justicia (se dice, aireada), no hay justicia. Por eso está allí, en el parque de Gualeguaychú. El río la mira. Las ramas de los sauces juegan a despeinarla. Está demasiado enojada para percibirlo. Un mosquito la pica. Molesta, sube a su auto y se dirige a la ciudad. Quiere doblar en una esquina pero no puede. Atravesado en la calle, un hombre relativamente joven, le cierra el paso: grita palabras ininteligibles y da puñetazos al aire. Este tipo está borracho, drogado o las dos cosas (piensa). Resuelta a no hacerse cargo de problemas ajenos, retrocede y sigue por la calle en que venía, rumbo al hotel.
Después de cenar, va al casino. Ganar me levantaría el ánimo (se dice). Estaciona el auto en el cordón de enfrente, paralelo al malecón. Un vigilante la observa con detenimiento. Su trabajo consiste en evitar que los clientes tengan problemas. Marta cruza la calle. Está por entrar al casino cuando escucha gritos. Se sorprende: al lado de su auto está el mismo hombre que vió al mediodía, dentro de un círculo que forma la luz de neón. El desconocido, por momentos insulta y amenaza a alguien que no está (o sí ) ; en otros se arrodilla, llora y bendice a gente que no está ( o sí ). El vigilante la tranquiliza. No se preocupe, es inofensivo (le dice y continúa), no le hace daño a nadie y tampoco a los autos, si es eso lo que la preocupa. Es Jesús, un ex soldado de Malvinas; la guerra lo dejó así.
En la casa de Jesús, María y José están preocupados porque su hijo no llega. Es que siempre viene a cenar y dormir temprano. Un plato de comida no le alcanza, siempre pide más, hasta llegar al hartazgo y recién entonces se va a acostar. Se coloca en posición fetal y se tapa hasta la cabeza. A veces lo escuchan llorar. Pasada la medianoche deciden ir a buscarlo al malecón, donde está siempre por las tardes, con la mirada perdida en el agua del rio. El casino y sus alrededores, por las noches, se convierten en el lugar más iluminado de la ciudad. Hoy Jesús ha perdido la noción del tiempo, pero de pronto se ha dado cuenta que ha caído la noche. Le aterra la oscuridad, por eso se ha quedado frente al casino. Los padres lo encuentran. Se niega a irse, como si no los reconociera. Marta observa la escena durante media hora. Por fin María y José lo convencen. Se pierden, abrazados, en las sombras de la noche. Jesús en el medio, con su cruz a cuestas. La Dolorosa llora.

1 comentario: