Ella deshojaba margaritas. Me quiere. No me quiere. El último pétalo, nunca fue un me quiere. Terca, como era, igual se casó (como dios manda). No son felices ni comen perdices. Todavía su alma de niña sigue arrojando pétalos al viento.
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Tus letras cada vez tocan más hondo Irene.
ResponderEliminarPrecioso!
Besos!
Me suena a la belleza de una frustraciòn hecha poesìa. Besos.
ResponderEliminar¡Gracias a los dos por pasar por aquí!
ResponderEliminarJorge: ¿Sos el argentino, el peruano o el indú? JA!