miércoles, 23 de enero de 2013

EL ENIGMA DE LA MUERTE



  Yo creo que el abuelo estaba triste. Se apretaba el pecho y cerraba los ojos (como mi mamá cuando se acuerda de la abuela y llora).Lo metieron en una ambulancia y se lo llevaron no sé adonde. No sé, porque cuando hablan los mayores a mí me mandan a jugar con el Chino (el Chino es más grande y es mi amigo). Me defiende siempre del Cabezón cuando me quiere pegar. Mi mamá vino y me dijo que el abuelo está muerto. Yo no sé qué es eso de estar muerto. No sé. Pero me acuerdo que el abuelo empezó a estar triste cuando de su casa lo trajeron a mi casa. Yo soy chico pero sé. El abuelo en su casa tenía tres gallinas, tomates, lechuga, una bici y un perro que se llama Pulki. Las gallinas, los tomates y la lechuga las comimos un día que vinieron todos (el abuelo nó, él no comió).La bici no la trajeron porque la tía Julia dijo que el abuelo ya estaba muy grande para esas pendejadas de andar solo por ahí (yo no la quiero más a la tía Julia).  Al Pulki se lo llevaron a un lugar donde dicen que cuidan perros, porque en mi casa no entra (a mí me parece que al Pulky no le va a gustar, porque al abuelo tampoco le gusta estar en mi casa) El Pulki es grande como un caballo (pero de los chicos, como el que está en la plaza). Al de la plaza una vez le sacaron una foto y yo estaba arriba. Ayer le pregunté al Chino que es eso de estar muerto (porque él es más grande y sabe de todo) Me dijo que no sabía pero que su papá también está muerto y él no lo ve más. Anoche mi mamá y mi papá no vinieron a dormir. A mí me mandaron  a la casa del chino (porque el Chino es mi amigo más amigo). A la mañana cuando mi mamá me vino a buscar tenía los ojos rojos .Me dijo que abuelo está muerto pero que yo no tenía que estar triste, porque se fue con la abuela. Entonces estar muerto no debe ser tan feo. No sé.



14 comentarios:

  1. tu escrito es un retrato de las infancias felices, cuando los niños eramos inocentes y sentíamos la vida como un sentimiento, hermoso querida Flor

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    1. Irene, tu relato me encanta, es muy tierno y lleno de frescura, de inocencia.
      Me has transportado a mis once añitos, cuando mis abuelos, materno y paterno, murieron, sólo se llevaron unas horas de diferencia. Entonces me hice muchas preguntas. Me gustaría saber a que edad, más o menos, los niños hemos tomado conciencia de la inevitable muerte. En mi caso no lo recuerdo.

      Un abrazo y feliz fin de semana.

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    2. ABU:
      Tenés razón. En nuestra época, en la infancia (salvo ecepciones, claro),éramos inocentes.Creo que hoy se ha perdido: me apena.
      Un abrazo comprovinciana.

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    3. Malena:
      Gracias por haber interpretado mi intención al escribir este cuento. Qué impactante debe haber sido para vos la muerte de tus dos abuelos, casi al mismo tiempo. Escribir sobre el tema sería una descarga.
      Creo que recién se toma conciencia de que la muerte es inevitable, en la edad madura.

      Un abrazo
      Irene

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  3. Tu personaje es tan inocente y tan verdadero. Creo que los niños todavía tienen esa inocencia y nos toca a nosotros sus mayores alimentarla para que vivan su niñez con toda intensidad!
    Me gustó mucho tu relato, Silvina.

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  4. Sí, a los mayores nos toca alimentar la inocencia de los niños (especialmente a los padres).Pero vivimos una situación social muy compleja:lentitud en los trámites de adopción, la droga al alcance de la mano, niños sin hogar, violencia familiar, la inversión en la creación de institutos del menor (que no sean para reprimir)...¿que más te voy a decir que no sepas?
    Saludos
    Irene

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  5. Flor,
    Excelente el trabajo con el relato a partir de la mirada de un chico. Porque es así, ¿no? Los que somos chicos (todos lo somos, no dejemos que nos quiten el alma) vamos conectando los hechos y entendiéndolos de acuerdo a la lógica de experiencias que hasta ese momento se tuvieron. Algo que no tocaron las críticas todavía -y que me parece sumamente interesante- es que el niño cumple con el deseo materno: "Me dijo que el abuelo está muerto pero que yo NO tenía que estar triste, porque se fue con la abuela". El niño instantáneamente le hace caso a la madre, exponiendo: "Entonces estar muerto no debe ser tan feo." Eso es lo lindo, un lugar infantil desde donde hacer caso es seguir sintiendo esos brazos cálidos y familiares. Cuando uno crece, hacer caso se vuelve una tarea introspectiva, hacia nosotros...Y sería tan lindo sentir siempre ese regocijo al hacernos caso a nosotros mismos; es decir, creer en nosotros mismos tirando "para el lado positivo", aunque tengamos que hacer una fuerza increíble. Sé, mamá, que siempre querés lo mejor para mí. Y me gustaría tener una mamá Flor de Ceibo chiquitita en la cabeza para que me siga guiando hacia lo mejor siempre, siempre... Ah, y también habilito la duda, tal como lo hace al final tu voz narradora: "No sé", quizás estás y fuiste vos la que hoy, al levantarme, me dijo: "Pitu, se te enfría el desayuno..." Gracias.

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  6. Al leerte, la emoción me apagó el respiro : "Tu hiciste de mi vida un cuento para niños"
    Alejandra Pizarnik
    ¡GRACIAS!
    UN GRAN ABRAZO

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  7. Las reacciones de los niños son extrañas frente a la muerte, es cierto, y este relato es para mi, impecable, yo recuerdo haber sentido cosas similares en mi "debut funerario" de la infancia. Fue en otro pueblo, un tío de mi padre, un guinche le había destrozado el cráneo, y yo preguntaba sin saber tal circunstancia, que era lo que cubría la cabeza del muerto, un vendaje para ocultar la horrenda herida, todo lo miraba de lejos, no me gustaba el olor de la escena, ni cuando se preparó un asado para que cenaran los parientes de otros lugares. Yo no comí y ni tomé agua, todo me parecía desagradable y no pensé bien de la muerte. Ni sé si pensé en aquél momento, creo que estas reflexiones son actuales al rememorar lo sucedido aquella vez.

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    1. JOSE:
      No creo que sea coincidencia que el texto te haya recordado sentimientos de tu niñez ante la muerte.
      Si a la muerte no la entendemos los adultos ( especialmente si es un ser querido, joven y además se produce sin avisar), menos la puede entender un niño.

      Saludos
      IRENE
      http://irene-elrevesdelavida.com

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  8. Me ha gustado el modo en el que la autora se traslada a la infancia para expresar la inocencia con la que observa, cómo el abuelo se llena de tristeza al dejar su vida por completo y se abandona a su destino.
    El modo en el que el chico refleja la amistad con ese otro que lo protege por ser más fuerte... y cómo es observador de lo que ocurre en su vida aunque aún no tenga la capacidad de entender.
    Un placer la visita.

    Ana

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  9. Huellas:
    Gracias por comentario. Para un autor no hay mayor gratificación que llegar al lector.
    Saludos

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  10. Estar muerto, es volver a no ser, es volver a no estar, es volver al que estabas antes de venir, sin música sin amor y sin amigos. Ceneme

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